jueves, 29 de noviembre de 2007

Rosa Díez y Albert Rivera

Reproducimos hoy completo el artículo publicado por Pablo Sebastián en www.estrelladigital.es. Como en otras ocasiones sobran comentarios por nuestra parte.

Rosa Díez y Albert Rivera

Cualquier iniciativa política razonable y razonada, como las de Ciudadanos y Unión Progreso y Democracia, que lideran respectivamente Albert Rivera y Rosa Díez, merecen el respeto y también la admiración por el valor que supone intentar en esta España partitocrática, donde todo está atado o controlado por los partidos fundadores (y derivados) de la transición, abrir un nuevo espacio político. Una ingente tarea para la que no solo hace falta un proyecto, líderes y militantes dispuestos a dar la batalla y a conseguir los apoyos electorales necesarios, sino que además deben enfrentarse a unas reglas del juego trucadas en las que el acceso de toda nueva formación política a los medios de comunicación y a las arcas de financiación pública y privada se revela una tarea casi imposible de culminar.

Máxime en este tiempo de campaña electoral permanente en el que, además, se da por descontado que tanto el PSOE como el PP aparecen muy próximos en las encuestas y se disputan, en una docena de provincias, escaños que pueden ser definitivos a la hora del recuento final de los resultados, para ver quien se alza, primero, con la victoria, y, después, con el gobierno de la nación. Semejante panorama hace coincidir al PSOE y al PP y, en consecuencia, a sus equipos de estrategia electoral, medios afines y financieros con capacidad de crédito, en el mensaje del voto útil, para que ningún voto se desmande o pueda recalar en las propuestas mas centristas o moderadas como las que ofrecen hoy a los españoles UDP y Ciudadanos, con gran esfuerzo e ilusión.

Por todo ello asombra que tanto Rosa Díez como Albert Rivera no hayan hecho —aún están a tiempo— el esfuerzo necesario para unir o acercar sus respectivos proyectos en los que parecen existir más puntos en común que diferencias, a favor de una “tercera vía”. En un tiempo en el que muchos españoles dudan o se abstienen ante el frentismo entre el PSOE y el PP, que se resume en la propuesta de la España confederal de Zapatero y el nacionalismo radical español de Rajoy, además de otras muchas cosas que tienen que ver con los programas electorales, las maneras y los dirigentes respectivos para hacer política.

Puede que, incluso uniéndose, UPD y Ciudadanos acaben en zona de fracaso electoral, pero por separado la derrota de los dos partidos parece cantada y, en cualquier caso, muy lejos de la perspectiva de un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados para lo que les harían falta cinco escaños. Una cifra que, al día de hoy, podría resultar clave si se confirmaran las expectativas de empate entre PSOE y PP, lo que también esta por ver. Porque esa posibilidad nunca se ha presentado en este país (por ejemplo, 156 escaños para el PSOE y 156 para el PP), así que lo mas seguro es que uno de los dos grandes partidos nacionales supere la barrera de los 160 y algunos escaños y el otro se quede en la de los 140.

En estas circunstancias, parece que los aparatos e intrigantes que suelen anidar en todo proyecto político están urdiendo en UPD y Ciudadanos una sonada derrota para los dos, lo que constituye un acto de irresponsabilidad política por parte de sus dirigentes, Díez y Rivera, que son, en definitiva quienes hoy día podrían impulsar un acercamiento de cara a la verdadera y definitiva campaña electoral. Si no lo hacen el resultado favorecerá ese “voto útil” al que tanto temen, y con razón, o la bolsa de la abstención y voto en blanco, convertida en el refugio de todo ciudadano y elector que se sienta lejos del PSOE y del PP, o de sus líderes y programas y que, aunque desconfíe de la utilidad de los partidos nuevos y emergentes, al final prefiera el blanco o la abstención como la respuesta a dar a los malos e incompetentes gobernantes y a los jefes de la oposición.

La marca escogida por los seguidores de Rosa Díez, UPD, es mala, confusa, se pierde en la sopa de legras de los cientos de candidaturas que circulan por toda España y no ha tenido ni tiempo ni medios para hacerla notoria en estas elecciones. Está, sí, la buena imagen e índices de conocimiento de Rosa Díez a nivel nacional, pero poco mas. Otra cosa, dada su principal preocupación política, hubiera sido lanzar una marca llamativa y menos generalista y confusa que lo del progreso y la democracia, lemas que reclaman todos los partidos políticos. Ciudadanos es una buena marca, y tiene algo de presencia institucional en Cataluña, pero escasa relevancia a nivel nacional, donde su líder Albert Rivera tampoco ha conseguido transmitir un discurso de fuerza que identifique su nuevo liderazgo. Entonces ¿a que esperan para volver a hablar?

Pueden quejarse, y con razón, de su marginación mediática o de su escasez de ayudas económicas para poder hacer campaña, pero incluso en los medios mas razonables y los mas democráticos las ofertas separadas de UPD y Ciudadanos carecen de credibilidad y en consecuencia de notoriedad. Además ¿por qué apoyar a uno y al otro no? Porque en el proceloso mar electoral, donde mandan los grandes y los nacionalistas así como los regionalistas ya instalados, lo que no se puede hacer es pedir apoyos ni votos para los dos. Y en la sociedad comunicada en la que estamos, donde tanto cuentan las imágenes, las personas y los mensajes claros y directos la dualidad que pretenden ofrecer Díez y Rivera es un disparate descomunal (pocos y mal avenidos). Al final, ella aspirará a un escaño por Madrid, y él a otro por Barcelona, y puede que ninguno lo consiga. Y ¿con esos mimbres se irán por España de campaña electoral?

En este país, en España hay sitio para un tercer partido, para una verdadera tercera vía, porque estamos en un final de régimen, y están agotadas las instituciones y los partidos de la transición. Incluso la Constitución partitocrática que debería reformarse hacia una Constitución democrática. Y sorprende que ni UPD y Ciudadanos hayan profundizado en este tema crucial, amén de denunciar los excesos y disparates de los grandes y de los nacionalistas. Y si ellos, Díez y Rivera, son incapaces de poner en pie un resultado electoral digno, por pequeño que sea, habrán perdido el tren y otros vendrán que el día menos pensado ocuparán, con mas bríos e inteligencia política, ese espacio en el que, en estas elecciones y a poco que se descuiden todos los participantes, nadie logrará entrar.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo con el artículo.

Anónimo dijo...

¿Alguien puede explicar las responsabilidades de Rivera y Diez en la falta de acuerdo?
¿Cuáles son las discrepancias, los inconvenientes, etc. que motivan la falta de acuerdo?
¿El programa, las listas, la imagen en los medios, el reparto de la financiación de empresas o entidades?

Anónimo dijo...

de acuerdo con el artículo, unión de ambos partidos ya! El pais lo necesita, los militantes seguro que lo apoyarán en su mayoría y los escépticos todavía como yo nos acabaremos decidiendo por ir a votar el partido resultante. De lo contrario, iremos a por el voto útil.
Un saludo.

Alberto dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo.

Anónimo dijo...

Si no hay acuerdo yo me decanto por la abstención

Alberto dijo...

Yo propongo que los votantes de a pie, que simpatizamos con la tercera vía, que no militamos en ninguno de los dos proyectos, empecemos a movernos utilizando la red, enviando grandes cantidades de correos electrónicos a las direcciones de ambos partidos para que abran los ojos unos y otros.
Si no hay unión: abstención.

Anónimo dijo...

De acuerdo con salamandri: si no hay unión, abstención

Anónimo dijo...

De acuerdo, es lo que tendrán, sin no hay unión ASTENCIÓN. Se la estan jugando, y ya somos muchos afiliados los que veniamos anticipándolo.Las personas de base tenemos que poner en su sitio a nuestros dirigentes.Solo perjudicarán a un proyecto común, sacarán poco, lo justo para seguir manteniendo su trabajo y puesto de poder.REVOLUCION EN LA BASE, ÚNICA SOLUCIÓN.

Anónimo dijo...

Me encanta el lema que estáis lanzando.
SI NO HAY UNIÓN: ABSTENCIÓN.